domingo, 24 de abril de 2011

¿Qué sería el hombre sin los árboles y los animales?

Por: Danny Roy Abanto Cachy.

Siempre deberíamos preguntarnos ello, para luego pensar, responder y actuar del modo cómo nos relacionamos con nuestro entorno natural.
Nuestro medio ambiente ha sufrido profundas transformaciones, producto no necesariamente de las fuerzas de la madre naturaleza, sino que son en su mayoría causadas por la mano del hombre; trayendo consigo muerte y desolación de la vida de miles de especies de nuestra flora y fauna.
En su afán creador y de sobrevivencia irresponsable, el hombre viene matando todo aquello que le da vida, a esto agregaremos su afán de lucro, tener sin importarle caiga quien caiga. El conocimiento ecológico de la relación existente entre los seres vivos y el medio en el que viven, se hace oportuno en nuestras generaciones presentes y venideras. Para algunos resulta insignificante talar y quemar un árbol como sucedió en el siglo pasado “para los durmientes del tendido del desaparecido ferrocarril Guadalupe – Pacasmayo- Chilete calculado en veinte mil plantas, lo que se estima constituiría 300 a 400 hectáreas de bosque” (Deza, Jaime). A pesar de ello sobreviven algunos pequeños bosques de algarrobo en nuestra provincia de Pacasmayo; pero que si continuamos derribándolos no quedará nada, trayendo no sólo la desaparición de la especie Prosopis pallida, sino otras especies de algarrobo existentes que por desconocimiento no nos damos cuenta y que sólo queda en un conocimiento vulgar “nadie ama lo que no conoce” (Baba Diom). Al derribar un árbol traeremos consigo la muerte de miles de artrópodos (insectos, arácnidos), gusanos y muy en especial de nuestras aves, las cuales padecen el asedio monstruoso de la bestia educada Homo sapiens mediante el uso de huaracas o jebes que lanzan piedras y las escopetas con su ruido ensordecedor de sus disparos so pretexto para la alimentación, que es más otra cosa por pura diversión, originando la huida de las aves, y un sin retornar como ocurre con el cernícalo (Falco sparverius). Otra de las plantas cruelmente dañadas es el sapote (Capparis acabrida) arbusto primitivo que da un fruto verde que gusta a pájaros y zorros; dicho arbusto viene siendo quemado, conjuntamente con el algarrobo y el vichayo (Capparis oviflora), para ampliar la frontera agrícola especialmente entre los límites de la provincia de Pacasmayo con Cajamarca. El desierto costero de esta parte del Perú, con su ecosistema característico tiende a desaparecer y con ello la flora y la fauna característica, como ya el casi extinto pacaso (Iguana iguana), o el mal llamado cebiche de lagartija. Así irán desapareciendo por completo los animales como lo fue el venado, dibujado en actitud de casa por los antiguos mochicas, la vizcacha, y muy pronto en nuestra zona el zorro del desierto (Pseudalopex sechurae), el huerequeque (Burhinus superciliaris), y no muy lejos la lechuza de los arenales (Athene cunicularia) vidas que no tienen el derecho de desaparecer, como los escasos cachueleros o martines pescadores (Ceryle torquata), habitantes de las riveras del río Jequetepeque quienes se alimentan de peces llamados cachuelos(Bryconamericus peruanus). Pero también el río Jequetepeque ha sufrido profundas variaciones en los últimos años, al considerlo sólo como un medio de irrigación para campos de cultivo, y no un medio donde habitan gran variedad de especies de vida animal; por ello cada año que pasa una sufrida ave huaco (Nycticorax nycticorax) y un hermoso huaquillo tienen que adaptarse y sobrevivir por un milagro para poder alimentarse, y esto mismo sucede a los peces, quienes tienen que soportar y evadir la dinamita o el veneno de un plagicida para no ser pescados con crueldad. No olvidemos lo tonto que fuimos al considerarnos orgullosos en 1972 de ser los primeros exportadores de anchoveta, después de ello sólo nos queda decir que efectivamente sí obtuvimos ese deshonroso lugar de ser los primeros exterminadores y depredadores de la vida en el mar, porque al faltar una especie matamos a otras, esto es muy obvio en la denominada cadena alimenticia. Lo que ocurre a los animales y los árboles ocurrirá también al hombre.

1 comentario:

  1. Me he tomado dos cafés, he tenido mis ojos bien abiertos y mi corazón latiendo ha 120 latidos por minuto, leyendo estas líneas, este verso, esta historia, me lleva al recuerdo de todos esos arenales, esas plantas, esas aves, esos reptiles, el sonido del aire puro y verdadero; al autor gracias por compartir esta historia sabemos que el homo sapiens es el mas grande enemigo, pero también es el mas
    inteligente que puede cambiarlo todo. Saludos desde la capital que poco a poco adora, he idolatra y enseña estos mágicos lugares como
    El Bosque Natural El Cañoncillo. ñeeeeñeñeñeñeñeeeñeeeee

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