lunes, 15 de octubre de 2012

VISITAS INOPINADAS

Mi abuelo capataz de caminos, hombre de campo era un amante de la naturaleza, con la llegada de su vejez, mandó confeccionar un bastón para sujetar su largo transitar por la vida, al cual modeló en la parte donde su mano se apoyaba un pájaro, el bastón contaba pues con un buen acompañante y mi abuelo feliz de tener algo de aquello que le fascinaba y a la vez pintaba al óleo, tan igual como dos de sus hijos Fausto y Segundo, mi madre relata que el abuelo también fue capataz en la construcción no sólo de la carretera Chilete- Cajamarca, sino aquella que permite a todos los cajamarquinos subir a la colina Santa Apolonia, donde producto de las detonaciones se encontraron restos de huacos.
Él al igual que yo observó la naturaleza y el mundo andino, sus costumbres y arqueología, pero nunca fue amante de la riqueza de los cerros, pero sí de la flora y fauna que engendra, él ya murió aproximándose a los 95 años, su vejez se complicó con una caída por tratar de arreglar el tejado de su casa que le dio en herencia a la china Ramos ( no es despectivo, pero formó parte del léxico de aquel entonces) casi en su totalidad; a excepción de unos pequeños terrenos repartidos a sus hijos e hijas. El tiempo ha pasado aceleradamente y Cajamarca se viene sobre poblando, las huertas, los terrenos agrícolas del valle van desapareciendo, los árboles e inclusive la tara o taya con el capulí, la lúcuma, los higos, las paltas, y con ellas las aves silvestres, que a pesar de estos cambios aún pululan por las calles que mantienen ciertos arbustos u árboles como el eucalipto y el maguey. Tan incierto ha sido la vida para estos plumíferos que en procura de sobrevivir se vienen adaptando, no es pues extraño encontrar putillas, tortolitas, palomitas, indios pishgos, golondrinas, zorzales, y los más citadinos los gorriones desfilando por nuestras vistas, aunque ya no escuchemos los gritos de la china linda cuando cruzaba, pero sí vemos a un halcón llamado cernícalo esperando atrapar ratones por los pocos jardines o pastizales de la gran urbe, posados en los alambres, ya sea en el día y muchas veces en la noche a pesar que son diurnos, esta ave anida en tejados o cualquier espacio donde pueda servirle de refugio, no construye nido en sí, por ello de su adaptabilidad que cuando aprende a volar puede ser víctima de un atropello de los autos; recientemente cayó en su primer vuelo un cernícalo, al cual sólo le faltaban un par de días más para poder volar, lástima que la ciudad no representa un buen sitio para estas artes, por lo que tuve que recogerlo.



Otra de las especies que poco a poco sufre y trata de adaptarse es el colibrí, los cuales si nos tomamos un tiempo para observarlos, encontrarán que no son de la misma especie, hay en tamaños y colores y cada vez se acercan, pero lo triste es que van en búsqueda de flores que les permitan alimentarse y una de las tantas es el maguey que viene siendo reemplazado por el cemento y los alambrados, con él se eliminan flores silvestres, ya que para el ciudadano civilizado y educado, no representan belleza o no son ornamentales, prefieren los maceteros, y esto gracias a la ignorante cultura de no aprender a convivir y disfrutar de estas bellezas naturales como son nuestras aves. El desarrollo económico de Cajamarca no respeta y ni siquiera tiene en cuenta normas ambientales mínimas, las construcciones son autorizadas sin tener un área verde de un 30% libre del cemento, esto puede ser levantado para quienes quizás el terreno sea inferior a los 50 metros cuadrados, pero sepan ustedes que ni siquiera el Shopping Center  denominado El Quinde cuenta con ello -a pesar que pinta dicho pajarito en su logo-, sólo en su frontis de acceso vemos que existe ciertos arbustos y árboles, que forman parte de la avenida Hoyos Rubio, pero no hay flores silvestres, ni los hay en el Capac Ñan, estamos edificando una ciudad tan igual o peor que las que ya existen, pudiendo hacer mejoras significativas pero trascendentes en materia ambiental.



Los colibríes o quindes así como nosotros necesitan alimentarse, aprendamos a conocer a nuestros visitantes alados. Jilgueros, Huanchacos, todas estas aves representan nuestra cultura natural, nuestra herencia por no decirlo de  otro modo. Falta educar y aplicar las leyes en mi querida Cajamarca.

Sé que tengo limitaciones económicas, pero escribo con la voluntad de que cualquier conocimiento que posea al respecto informarles; a veces tengo tanta decepción de ver tantos profesionales en el mundo del desarrollo económico, pero desinformados al fin y al cabo en temas de preservación de la fauna y flora del valle de Cajamarca.

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