sábado, 28 de enero de 2012

LOS GUARDIANES DEL AGUA





Por Lic. Danny Roy Abanto Cachy.

Tenía que viajar rumbo al área de influencia del Proyecto Minero Conga y ver in situ lo que sucedía, al entrar por la ruta de San Nicolás de Chaiguagón (La Encañada), el paraje es encantador, sol, lluvia, opacidad por la presencia de nubes, todo un espectáculo, en ritmos distintos, las aves unas tras otras, algunas en alto vuelo, otras al ras entre gargachas, patos, jilgueros, zorzales canarios, y golondrinas conocidas por los lugareños como guayanitas. El suelo cargado de pastos en medio de húmedos terrenos a los cuales denominan bofedales, con corrientes de agua traslúcida reflejadas en acequias, es como la entrada al cielo, un mágico mundo de vida lleno de agua por todos lados. De pronto todo se escureció en la alegría de mis ojos, carros apostados en la carretera, no había pase, me acerqué, era la tranquera del Proyecto Minas Conga, propiedad privada, en la misma observé gente adulta cantando pidiendo que les den paso, hasta los niños cantaban a favor del agua y decían que venían en paz, querían entrar a ver el agua, su canto era de amor por el agua y ellos decían que eran pacíficos, al ver sus rostros lloré, porque en lo más profundo de su ser sentía que ellos amaban el agua en su estado más puro y natural, me conmoví, sentía que algo iba a suceder o alguien estaba por morir; los niños botaban sus lágrimas, percibían la vida en el agua; era un canto tan dulce y triste a la vez, dulce porque suplicaban y triste porque lloraban para ingresar, el servicio de seguridad no les permitía así se hinquen de rodillas; a otros carros si dejaban porque ya sabían quiénes eran los tripulantes, para los guardianes la carretera es propiedad privada y el agua también. Indagué más y aprendí algo, como dijo un joven cuando retorné aguas abajo, con mi visita tendría un post grado o una maestría, y así fue. Unas tres mujeres con látigo de cuero en mano decían: “Ustedes acá vienen a protestar; nosotros gracias a la minería estamos bien, tenemos nuestras casas en Cajamarca, nos dan para vivir, y ustedes qué nos van a dar, si ellos se van de qué viviremos.” Una respuesta impresionante, aprendí que el estado había abandonado muchos años estos lugares tan paradisiacos llenos de vida, y otras personas les habían dado hace 13 años muchas cosas que los gobiernos nunca habían hecho, lamentablemente el ganado existente es sólo un maquillaje hermoso, puesto que esa gente ya no vivirá más allí, sus hijos están abajo en la gran ciudad. No vi empresa alguna en esta parte, me pregunté ¿qué clase de desarrollo están aprendiendo? Les compran sus terrenos ayer y hoy, antes se los compraron por S/. 2 000 mil nuevos soles la hectárea. Esta gente es también mi país, reconocí que ellos tienen derecho a estudiar, ese derecho de ir a la universidad, pero nadie se acordó de ellos. Si no fuera por la minería nunca hubiera sabido que hay un paraíso a más de 3 600 metros m.s.n.m. y ese paraíso se llama Proyecto Minas Conga. Lo que sucederá allá arriba a unos 4 300 m.s.n.m. será la muerte de un sistema ecológico integral bien definido, no es sólo lagunas tan hermosas, sino un sistema bioclimático alto andino de jalca que prodiga vida al hombre, a especies de animales y plantas, algunas endémicas asentadas en bofedales, humedales, cerros, planicies; pero todo ello se convertirán en un silencio explosivo, un ecosistema de acuíferos desaparecerá con su manto de agua superextensísimo que se extiende hasta el Alto Perú (San Pablo), es pues en conclusión una supercabecera de cuenca. ¿Qué nos toca a los seres humanos hacer? sólo juzguen esto: “Me encontré en la puerta del cielo o del infierno con los Guardianes del Agua”. La inversión en nuestro país es prioritariamente extractiva. Si tuviéramos buenos líderes, nuestra visión sería el complemento de una con otra, siempre y cuando exista un respeto estricto del medio ambiente. Somos tan ricos que foráneos nos destrozan lo que no tienen, y nosotros aplaudimos y reímos festejando todo ello. Ese facilismo económico lo impulsamos con la minería; minería sí, pero no en lo que mis ojos han visto al igual que los niños y niñas. Me atrevo a pensar que gracias a estas alturas con estos ecosistemas provocan la lluvia, ese aspecto bioclimático se romperá y cada año disminuirá con tontos proyectos mineros que en Cajamarca se ejecutarán. Dentro de 5 años habrá una represa más y otra más y una que otra lamentablemente vacía. Cajamarca estará saturada de cientos y miles de vehículos; atrás quedarán los suelos alto andinos muy ricos, llenos de vida silvestre con cultivos que eran la despensa de nuestro Cajamarca; comeremos alimentos chatarras, por despreciar lo que hubo, como son ocas, papas, habas, chochos, ollucos, trigo, y frutales como las moras, en fin tanta biodiversidad que ignorantes gobernantes nunca entendieron que nuestra gente alto andina eran los guardianes de nuestra propia vida, mientras que los de abajo estaban hipnotizados en las compras de navidad, año nuevo, o fiesta que venga para disfrutar, compartiendo la tecnología negada a otros. Nuestra indiferencia nos seguirá cobrando la factura por gente que vio allí una riqueza en metal debajo de las aguas; los nuevos guardianes dominan la economía, tienen agua y oro; por ello la frase el oro y el agua o el agua y el oro van juntos, pero lo que no dicen es que dura poco, y ese divorcio es fatal, dejará miles de niños y niñas en el más abandono irremediable e irreversible daño, tan igual como las cabeceras de cuenca.
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